Qué es el Biomagnetismo Médico
El Biomagnetismo es una nueva disciplina medico terapéutica, que busca el equilibrio bioenergético, cuya alteración tiene repercusiones funcionales producido tanto por virus como bacterias.
Estudia, detecta, clasifica, mide y corrige las alteraciones fundamentales del PH (Potencial de Hidrógeno) de los organismos vivos, pues al nivelarse el PH, por medio del Biomagnetismo medico, se regulan y corrigen las patologías infecciosas.
Este nuevo criterio medico terapéutico consigue identificar la etiopatogenia de las enfermedades virales y bacterianas, así como las disfunciones glandulares, por medio de la medición cualitativa de los cambios del PH que los microorganismos patógenos provocan en los órganos.
Es posible a través de los campos biomagnéticos de mediana intensidad producida por imanes naturales, del orden de 1.000 a 30.000 unidades de imantación (GAUSS) proceder a restaurar la salud.
La admirable simpleza de este sistema permite trabajar con imanes potentes pero inofensivos, de distintas formas, con los cuales se consiguen contundentes resultados. Frecuentemente se usan imanes redondos como monedas, forrados con cuero para facilitar su manipulación y con colores para marcar la polaridad de cada cara del imán.
Estudia, detecta, clasifica, mide y corrige las alteraciones fundamentales del PH (Potencial de Hidrógeno) de los organismos vivos, pues al nivelarse el PH, por medio del Biomagnetismo medico, se regulan y corrigen las patologías infecciosas.
Este nuevo criterio medico terapéutico consigue identificar la etiopatogenia de las enfermedades virales y bacterianas, así como las disfunciones glandulares, por medio de la medición cualitativa de los cambios del PH que los microorganismos patógenos provocan en los órganos.
Es posible a través de los campos biomagnéticos de mediana intensidad producida por imanes naturales, del orden de 1.000 a 30.000 unidades de imantación (GAUSS) proceder a restaurar la salud.
La admirable simpleza de este sistema permite trabajar con imanes potentes pero inofensivos, de distintas formas, con los cuales se consiguen contundentes resultados. Frecuentemente se usan imanes redondos como monedas, forrados con cuero para facilitar su manipulación y con colores para marcar la polaridad de cada cara del imán.
El Par BioMagnético
Conocemos como par biomagnético a dos puntos que aunque ubicados en lugares diferentes del cuerpo mantienen una estrecha relación y presentan polaridades magnéticas contrarias. La alteración del equilibrio en estos dos puntos o par biomagnético es lo que produce el ambiente ideal para el desarrollo de la enfermedad.
Tiene 3 elementos bien definidos
El Nivel Energético Normal (NEN) en donde el pH es prácticamente neutro y en donde se llevan a cabo todas las funciones vitales normales del organismo humano. -No existe patología orgánica-
El Polo Positivo que se genera por exceso de H+ (hidrogeniones) en donde el pH es ácido y dá lugar a la presencia de virus.
El Polo Negativo que se genera por déficit de H+ y por la presencia de radicales libres complejos con polaridad negativa en donde el pH es alcalino dando lugar a la presencia de desarrollo de bacterias. (tomado de: www.biomagnetismomedicinal.org)
Tiene 3 elementos bien definidos
El Nivel Energético Normal (NEN) en donde el pH es prácticamente neutro y en donde se llevan a cabo todas las funciones vitales normales del organismo humano. -No existe patología orgánica-
El Polo Positivo que se genera por exceso de H+ (hidrogeniones) en donde el pH es ácido y dá lugar a la presencia de virus.
El Polo Negativo que se genera por déficit de H+ y por la presencia de radicales libres complejos con polaridad negativa en donde el pH es alcalino dando lugar a la presencia de desarrollo de bacterias. (tomado de: www.biomagnetismomedicinal.org)
Concepto de Par Biomagnético
El descubrimiento del PAR BIOMAGNETICO, confirma la dualidad, física, biológica y energética de los organismos vivos y de sus manifestaciones tanto de salud como de enfermedad, es decir que las manifestaciones patológicas y patogénicas se forman a partir de polos bien definidos -positivo y negativo- que se salen de la entropía orgánica en donde se establece como ley natural la salud.
El concepto de PAR BIOMAGNETICO, viene a revolucionar las teorías fisiopatológicas, al entender que las enfermedades virales y bacterianas están en estrecha relación, y que las primeras condicionan recíprocamente a las segundas y son simultáneas tanto en su génesis como en su presencia morbosa y también en sus consecuencias finales, vale decir, en los procesos degenerativos irreversibles.
La revisión del paciente con los principios del BIOMANGENTISMO MEDICO, establece que se genera un par bien definido de polos con carga contraria, que se ubican en partes determinadas del cuerpo y que buscan la estabilidad energética.
El descubrimiento del par biomagnético en 1988, marcó un criterio totalmente nuevo dentro del mismo biomagnetismo y de la medicina en general, al comprobar que las cargas biomagnéticas presentan una resonancia vibracional energética entre si.
A la fecha se han descubierto e identificado plenamente 115 pares biomagnéticos regulares, veinte especiales y once disfuncionales; que a su vez identifican energéticamente al mismo número de patologías de los organismos humanos.
El primer par biomagnético conocido fue el del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que se genera en el timo y recto, desde las primeras horas en que se instala el virus, produciendo en los organismos dos fenómenos simultáneos: inmunodeficiencia y seropositividad. En 1994 el Dr. Goiz descubrió que existe un sida "falso positivo" a VIH. En 1996, que existe un VIH potencial, y en 1998, que existen mutaciones del virus.
Dentro de los procesos físico químicos de la materia orgánica, el átomo de hidrógeno se encarga de asociar a otros átomos y de mantener dicha asociación estable, con un equilibrio de cargas positivas y negativas, definiendo con ello, las propiedades ácido-básicas, toda vez que el elemento hidrogeno actúa en los dos sentidos, electronegativo y cuando actúa como ion, electropositivo.
Este equilibrio cinético de cargas nos permite entender el concepto fundamental de neutralidad energética, y que aunque poseen diferente polaridad no interfiere con los procesos vitales de la Homeostasis celular u orgánica, mientras esté en resonancia bioenergética.
Las disfunciones en los órganos que soportan las distorsiones del PH, se curan mediante el fenómeno de despolarización, el cual se consigue aplicando un campo magnético de polaridad contraria a la del campo bioenergético producido por el organismo, para atraer los iones de hidrógeno, los radicales libres de polaridad contraria.
En el polo positivo se establece una acidosis del órgano afectado, también se acorta la materia y por lo mismo el órgano decrece en sus dimensiones, y posteriormente ocurren los fenómenos degenerativos, todo ello en presencia o no de virus patógenos.
En el polo negativo, ocurren fenómenos semejantes pero de polaridad contraria. Se establece una alcalosis del órgano, la distensión de su materia que condiciona un estadio de flogosis y de edema. Posteriormente ocurre la disfunción del órgano, y finalmente procesos degenerativos, y todo ello en presencia o no de bacterias patógenas.
Aun cuando las dos consecuencias finales de ambos polos son las mismas, en el caso de los polos biomagnéticos con polaridad positiva la degeneración es de tipo retráctilo cicatricial y en el segundo, es de lisis y dispersión del tejido.
El proceso curativo consigue el equilibrio energético en donde el PH es óptimo para la Salud y cuya alteración se debe a la presencia de microorganismos patógenos que distorsionan el PH normal del órgano que sustenta el fenómeno bioenergético.
Bibliografía:
"El par biomagnético" Dr. Isaac Goiz Duran
Editado por Medicinas alternativas y meditación, SA. De C.V. México 1995.
El concepto de PAR BIOMAGNETICO, viene a revolucionar las teorías fisiopatológicas, al entender que las enfermedades virales y bacterianas están en estrecha relación, y que las primeras condicionan recíprocamente a las segundas y son simultáneas tanto en su génesis como en su presencia morbosa y también en sus consecuencias finales, vale decir, en los procesos degenerativos irreversibles.
La revisión del paciente con los principios del BIOMANGENTISMO MEDICO, establece que se genera un par bien definido de polos con carga contraria, que se ubican en partes determinadas del cuerpo y que buscan la estabilidad energética.
El descubrimiento del par biomagnético en 1988, marcó un criterio totalmente nuevo dentro del mismo biomagnetismo y de la medicina en general, al comprobar que las cargas biomagnéticas presentan una resonancia vibracional energética entre si.
A la fecha se han descubierto e identificado plenamente 115 pares biomagnéticos regulares, veinte especiales y once disfuncionales; que a su vez identifican energéticamente al mismo número de patologías de los organismos humanos.
El primer par biomagnético conocido fue el del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que se genera en el timo y recto, desde las primeras horas en que se instala el virus, produciendo en los organismos dos fenómenos simultáneos: inmunodeficiencia y seropositividad. En 1994 el Dr. Goiz descubrió que existe un sida "falso positivo" a VIH. En 1996, que existe un VIH potencial, y en 1998, que existen mutaciones del virus.
Dentro de los procesos físico químicos de la materia orgánica, el átomo de hidrógeno se encarga de asociar a otros átomos y de mantener dicha asociación estable, con un equilibrio de cargas positivas y negativas, definiendo con ello, las propiedades ácido-básicas, toda vez que el elemento hidrogeno actúa en los dos sentidos, electronegativo y cuando actúa como ion, electropositivo.
Este equilibrio cinético de cargas nos permite entender el concepto fundamental de neutralidad energética, y que aunque poseen diferente polaridad no interfiere con los procesos vitales de la Homeostasis celular u orgánica, mientras esté en resonancia bioenergética.
Las disfunciones en los órganos que soportan las distorsiones del PH, se curan mediante el fenómeno de despolarización, el cual se consigue aplicando un campo magnético de polaridad contraria a la del campo bioenergético producido por el organismo, para atraer los iones de hidrógeno, los radicales libres de polaridad contraria.
En el polo positivo se establece una acidosis del órgano afectado, también se acorta la materia y por lo mismo el órgano decrece en sus dimensiones, y posteriormente ocurren los fenómenos degenerativos, todo ello en presencia o no de virus patógenos.
En el polo negativo, ocurren fenómenos semejantes pero de polaridad contraria. Se establece una alcalosis del órgano, la distensión de su materia que condiciona un estadio de flogosis y de edema. Posteriormente ocurre la disfunción del órgano, y finalmente procesos degenerativos, y todo ello en presencia o no de bacterias patógenas.
Aun cuando las dos consecuencias finales de ambos polos son las mismas, en el caso de los polos biomagnéticos con polaridad positiva la degeneración es de tipo retráctilo cicatricial y en el segundo, es de lisis y dispersión del tejido.
El proceso curativo consigue el equilibrio energético en donde el PH es óptimo para la Salud y cuya alteración se debe a la presencia de microorganismos patógenos que distorsionan el PH normal del órgano que sustenta el fenómeno bioenergético.
Bibliografía:
"El par biomagnético" Dr. Isaac Goiz Duran
Editado por Medicinas alternativas y meditación, SA. De C.V. México 1995.
Breve Historia del BioMagnetismo
Muchas culturas ancestrales, entre las que se encuentran la china, la hindú, la árabe, la hebrea y las antiguas dinastías egipcias, utilizaban imanes por sus propiedades terapeúticas.
La leyenda cuenta que Cleopatra, para retrasar el proceso de envejecimiento, dormía con una piedra imán sobre la frente. En el siglo III A.C., Aristóteles escribió acerca de las propiedades curativas de los imanes naturales, que llamaba "imanes blancos".
En el siglo I d C., Plinio el Viejo, historiador romano, habló sobre la utilización de los imanes para curar los problemas oculares. Durante ese mismo siglo, algunos geománticos chinos empezaron a documentar lo efectos sutiles del campo magnético terrestre en la salud humana y la enfermedad después de utilizar brújulas de gran precisión para la exploración de las condiciones geomagnéticas.
En el siglo II, el célebre médico Galeno recomendaba el empleo de imanes para tratar el estreñimiento y diversos transtornos dolorosos. En el siglo IV, Marcel, el filósofo y médico francés, aconsejaba llevar un imán alrededor del cuello para aliviar los dolores de cabeza. En el siglo VI, Alejandro de Tralles utilizaba imanes para tratar el dolor de las articulaciones.
Después, durante el siglo X, el médico islámico Ibn Sina, también conocido como Avicena, afirmó que era capaz de tratar la depresión mediante la terapia magnética. Alrededor del año 1000, un médico persa documentó la utilización de imanes para aliviar dolencias como la gota y los espasmos musculares.
Un gran número de médicos y sanadores utilizaron los imanes para curar diferentes problemas médicos hasta el siglo XVI, cuando el célebre médico Paracelso no sólo abogó por los imanes para curar transtornos específicos, sino que además describió con detalle los diversos efectos curativos de las polaridades magnéticas en los seres vivos.
Paracelso fue uno de los primeros en postular que la propia Tierra era un gran imán. En sus obras sobre terapia magnética, Paracelso defendía que el "imán es el rey de todos los secretos".
En 1777 la Real Sociedad francesa de medicina examinó los estudios sobre curación magnética realizados por un abad francés llamado Le Noble. Sus informes sobre los efectos de los tratamientos magnéticos fueron tan favorables que concluyeron que el imán parecía destinado a desempeñar un papel tan importante en la práctica y la teoría médicas como el que estaba comenzando a tener en el campo de la física experimental.
Curiosamente, unos pocos años después esa misma entidad condenó la obra sobre "magnetismo animal" de Franz Anton Mesmer, quien utilizaba "pases magnéticos" en sus pacientes al tiempo que aplicaba la energía del "magnetismo humano" por contraposición a las piedras imán magnéticas.
Mesmer entendía la curación magnética según una teoría astrológica según la cual el sol, la luna e incluso la tierra poseen energías magnéticas sutiles que pueden influir en el sistema nervioso humano y proporcionar energía al cuerpo. Las teorías de Mesmer se asemejaban mucho a las de Paracelso. Los dos afirmaban que existen un fluido magnético o una fuerza de la naturaleza invisible y sutil que se intercambia entre el cielo y la Tierra, y que dicha fuerza magnética puede curar y proporcionar energía a los seres vivos.
Mesmer estaba convencido de que el ser humano posee una clase de magnetismo específico, que él denominó "magnetismo animal" para distinguirlo de la limaduras de hierro o "ferromagnetismo". Continuó su labor desarrollando técnicas que permitieran captar y utilizar ese tipo de energía con el objeto de curar a sus pacientes.
Mesmer solía sustituir la energía de los imanes permanentes que había utilizado por su propio magnetismo animal. Si bien no fue comprendido durante su época, en el siglo XX los investigadores han hallado pruebas de que tal vez Mesmer no se encontraba tan lejos de la verdad en la relación con sus afirmaciones sobre el magnetismo animal.
Los estudios efectuados durante los últimos 30 años han demostrado una notable similitud entre los efectos biológicos beneficiosos de las manos de un sanador y los efectos terapeúticos de los imanes permanentes en los seres vivos.
Tan sólo unos ochenta años después, el famoso químico francés Louis Pasteur documentó los descubrimientos que había realizado en relación con los efectos de los imanes en el proceso de fermentación. Pasteur también desarrolló un tratamiento pata la rabia, así como el proceso de esterilización de la leche (pasteurización).
Pasteur se percató de que si colocaba un imán cerca de una cuba de fermentación llena de fruta (tal como se utiliza en la producción de bebidas alcohólicas), el proceso de fermentación era más rápido. En aquella misma época Samuel Hahnemann, el creador de la homeopatía, también experimentó con los imanes con fines terapeúticos y acabó defendiendo el uso de los imanes para tratar un gran número de transtornos de la salud.
El mayor defensor de la terapia magnética durante la segunda mitad del siglo XIX fue el doctor C., J. Thacher. Este médico explicaba que la energía de la vida provenía de la fuerza magnética del sol y era conducida a través de la sangre debido a su alto contenido en hierro. Aproximadamente un siglo después, en 1954, Linus Pauling recibió el Premio Nobel de Química por sus descubrimientos sobre las propiedades magnéticas de la hemoglobina, una sustancia presente en la sangre que contiene hierro.
A mediados del siglo XX, el interés por la curación magnética aumentó rápidamente en países como la India, Rusia y Japón. (tomado de: http://www.ohani.cl/historiamagnetismo.htm)
La leyenda cuenta que Cleopatra, para retrasar el proceso de envejecimiento, dormía con una piedra imán sobre la frente. En el siglo III A.C., Aristóteles escribió acerca de las propiedades curativas de los imanes naturales, que llamaba "imanes blancos".
En el siglo I d C., Plinio el Viejo, historiador romano, habló sobre la utilización de los imanes para curar los problemas oculares. Durante ese mismo siglo, algunos geománticos chinos empezaron a documentar lo efectos sutiles del campo magnético terrestre en la salud humana y la enfermedad después de utilizar brújulas de gran precisión para la exploración de las condiciones geomagnéticas.
En el siglo II, el célebre médico Galeno recomendaba el empleo de imanes para tratar el estreñimiento y diversos transtornos dolorosos. En el siglo IV, Marcel, el filósofo y médico francés, aconsejaba llevar un imán alrededor del cuello para aliviar los dolores de cabeza. En el siglo VI, Alejandro de Tralles utilizaba imanes para tratar el dolor de las articulaciones.
Después, durante el siglo X, el médico islámico Ibn Sina, también conocido como Avicena, afirmó que era capaz de tratar la depresión mediante la terapia magnética. Alrededor del año 1000, un médico persa documentó la utilización de imanes para aliviar dolencias como la gota y los espasmos musculares.
Un gran número de médicos y sanadores utilizaron los imanes para curar diferentes problemas médicos hasta el siglo XVI, cuando el célebre médico Paracelso no sólo abogó por los imanes para curar transtornos específicos, sino que además describió con detalle los diversos efectos curativos de las polaridades magnéticas en los seres vivos.
Paracelso fue uno de los primeros en postular que la propia Tierra era un gran imán. En sus obras sobre terapia magnética, Paracelso defendía que el "imán es el rey de todos los secretos".
En 1777 la Real Sociedad francesa de medicina examinó los estudios sobre curación magnética realizados por un abad francés llamado Le Noble. Sus informes sobre los efectos de los tratamientos magnéticos fueron tan favorables que concluyeron que el imán parecía destinado a desempeñar un papel tan importante en la práctica y la teoría médicas como el que estaba comenzando a tener en el campo de la física experimental.
Curiosamente, unos pocos años después esa misma entidad condenó la obra sobre "magnetismo animal" de Franz Anton Mesmer, quien utilizaba "pases magnéticos" en sus pacientes al tiempo que aplicaba la energía del "magnetismo humano" por contraposición a las piedras imán magnéticas.
Mesmer entendía la curación magnética según una teoría astrológica según la cual el sol, la luna e incluso la tierra poseen energías magnéticas sutiles que pueden influir en el sistema nervioso humano y proporcionar energía al cuerpo. Las teorías de Mesmer se asemejaban mucho a las de Paracelso. Los dos afirmaban que existen un fluido magnético o una fuerza de la naturaleza invisible y sutil que se intercambia entre el cielo y la Tierra, y que dicha fuerza magnética puede curar y proporcionar energía a los seres vivos.
Mesmer estaba convencido de que el ser humano posee una clase de magnetismo específico, que él denominó "magnetismo animal" para distinguirlo de la limaduras de hierro o "ferromagnetismo". Continuó su labor desarrollando técnicas que permitieran captar y utilizar ese tipo de energía con el objeto de curar a sus pacientes.
Mesmer solía sustituir la energía de los imanes permanentes que había utilizado por su propio magnetismo animal. Si bien no fue comprendido durante su época, en el siglo XX los investigadores han hallado pruebas de que tal vez Mesmer no se encontraba tan lejos de la verdad en la relación con sus afirmaciones sobre el magnetismo animal.
Los estudios efectuados durante los últimos 30 años han demostrado una notable similitud entre los efectos biológicos beneficiosos de las manos de un sanador y los efectos terapeúticos de los imanes permanentes en los seres vivos.
Tan sólo unos ochenta años después, el famoso químico francés Louis Pasteur documentó los descubrimientos que había realizado en relación con los efectos de los imanes en el proceso de fermentación. Pasteur también desarrolló un tratamiento pata la rabia, así como el proceso de esterilización de la leche (pasteurización).
Pasteur se percató de que si colocaba un imán cerca de una cuba de fermentación llena de fruta (tal como se utiliza en la producción de bebidas alcohólicas), el proceso de fermentación era más rápido. En aquella misma época Samuel Hahnemann, el creador de la homeopatía, también experimentó con los imanes con fines terapeúticos y acabó defendiendo el uso de los imanes para tratar un gran número de transtornos de la salud.
El mayor defensor de la terapia magnética durante la segunda mitad del siglo XIX fue el doctor C., J. Thacher. Este médico explicaba que la energía de la vida provenía de la fuerza magnética del sol y era conducida a través de la sangre debido a su alto contenido en hierro. Aproximadamente un siglo después, en 1954, Linus Pauling recibió el Premio Nobel de Química por sus descubrimientos sobre las propiedades magnéticas de la hemoglobina, una sustancia presente en la sangre que contiene hierro.
A mediados del siglo XX, el interés por la curación magnética aumentó rápidamente en países como la India, Rusia y Japón. (tomado de: http://www.ohani.cl/historiamagnetismo.htm)