Hubo una época desventurada y a la vez afortunada, en la cual existieron: el célebre Louis Pasteur, y el máximo genio sin paralelo en la medicina universal: Antoine Bechamp.
El primero —Pasteur— enseñó que los microbios eran la causa de todas las enfermedades y había que combatirlos.
El segundo — Bechamp— enseñó que los microbios no eran la causa de las enfermedades y NO había que combatirlo…sino que el terreno ácido presente en el organismo era la causa. Bechamp fue que expuso por primera vez la celebre frase “el microbio es nada… el campo lo es todo”.
Béchamp descubrió los microbios antes que Pasteur pero éste último plagió y distorsionó los descubrimientos de Béchamp y ganó un lugar inmerecido en la historia del pensamiento medico.
Al final de su vida Pasteur, en un acto de suprema sabiduría, le concedió toda la razón a Bechamp cuando repitió la misma frase originaria de Bechamp: “el microbio es nada… el campo lo es todo”; y con la cual Bechamp le había increpado años antes a Pasteur.
Infaustamente fue demasiado tarde porque la industria de medicamentos tóxicos ya había iniciado su carrera armamentista ensañándose contra los microbios —los cuales son verdaderamente nuestra fuente de salud y de vida—.
Las bacterias foráneas no son las que causan enfermedades: “La enfermedad nace de nosotros, dentro de nosotros y por culpa de nosotros."
Si la gente conociera la cruda realidad se lamentaría amargamente de tantos millones y millones de personas que han muerto por culpa de la medicina actual que tuvo un origen equivocado; y continuará la fatal masacre mientras no se termine la medicina del envenenamiento —ya declarada como primera causa de muerte en el mundo.
PUEDES ENCONTRAR EL LIBRO EN LA SECCIÓN DESCARGAS, EN LA CARPETA MICROBIOLOGÍA.